A la fuerza ya he dejado de creer. En Dios, en el destino, el Karma, el autoengaño al que nos sometemos… Si sonríes el mundo te sonreirá, la primera mentira. Todo lo que das lo recibirás. Cada uno tiene lo que merece. Si luchas lo conseguirás. Todo pasa por algo.
Mentira. Mentira. Mentira. Mentiras y más mentiras.
Son frases que nos dicen y nosotros mismos nos decimos para seguir adelante, pero son la mayor basura que jamás hayamos inventado. Dios es el invento del hombre para creer en algo, un clavo ardiendo al que nos agarramos cuando ya no queda nada más, al que suplicamos cuando somos conscientes de que nosotros ya no podemos hacer nada. La mayor mentira del ser humano.
Quizás sea una gran ofensa esto que estoy diciendo para muchas personas, a mi me ofendería más creer que existe y ver como deja que ocurran las peores cosas a las mejores personas. Es más, me daría vergüenza consolar a alguien que acaba de perder a una persona cercana diciendo ‘que Dios lo tenga en su Gloria’. ¿En su Gloria? Disculpadme por pensar que si Dios existiera de verdad esa persona no tendría que estar en la Gloria de nadie, estaría en la suya propia. Estaría vivo.
Yo no puedo creer que haya bellísimas personas, jóvenes, fuertes, dispuestas siempre a ayudar, que merezcan morir. Y según lo que decimos es así, pero es MENTIRA. Luego las cárceles están llenas de gente que quizás ni merecieran haber nacido. Pues lo siento Dios si existes, porque si dejas que todo esto suceda no me gustas nada. De hecho me parecerías de lo peor de esta existencia. Niños muriéndose de hambre y mafiosos que se limpian el culo con billetes de 500€. Es imposible creer que alguien todopoderoso y digno permita esto.
Y el destino y el karma otra puta cagada más. Las enfermedades terminales afectan más a maravillosas personas que deberían ser eternas. Que lo único que han hecho en esta vida es alegrar y hacer sonreír a los demás. Hay veces que por muchísimos que luches, con todas tus fuerzas, la meta no llega nunca. No todo pasa por algo y desde luego no todo lo malo tiene algo bueno.
Y esta vez no tengo ni una puñetera moraleja para todo esto. Las cosas pasan y punto, sin razón alguna. A la gente mala le suceden cosas buenas y a las buenas les pasan también las malas. No hay un yin y un yan. No. Ni un equilibrio. Ni el karma. Nada. Por eso cuando alguien cercano y lleno de vida muere, no hay consuelo que valga, porque no existen palabras y mucho menos razones para explicarlo. Porque no las hay.
Y a veces nos sentimos imbéciles buscando la forma de hacer sonreír a la gente que ésta persona ha dejado en tierra. Porque a veces no hay palabras que valgan, a veces simplemente nada tiene sentido…
Me moriré de ganas de abrazarte, Rabión...